«“Todo pertenece al amor”. En estas palabras podemos recoger la herencia espiritual legada por san Francisco de Sales, que murió hace cuatro siglos, el 28 de diciembre de 1622, en Lyon.
En la memoria del cuarto centenario […], me he preguntado sobre su legado para nuestra época, y he encontrado iluminadoras su flexibilidad y su capacidad de visión.
Él nos invita a salir de la preocupación excesiva por nosotros mismos, por las estructuras, por la imagen social, y a preguntarnos más bien cuáles son las necesidades concretas y las esperanzas espirituales de nuestro pueblo. Por tanto, releer algunas de sus decisiones cruciales es importante, también hoy, para vivir el cambio con sabiduría evangélica» (Francisco).
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